Miércoles, 10 de Diciembre de 2025
El CIC de Salamanca contribuye a un proyecto que acerca la prevención de la leucemia infantil
El investigador Isidro Sánchez, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, quien ya anunció en 2017 que la leucemia infantil se podría prevenir, trabaja desde entonces en un proyecto llamado Cunina, junto con el doctor Manuel Ramírez Orellana, jefe de Terapias Avanzadas del Hospital Niño Jesús de Madrid, en el estudio de las mutaciones genéticas implicadas, para llegar a la prevención de esta enfermedad en niños.
“Cada vez estamos más cerca de alcanzar esa meta”, es la certeza de los mejores científicos del mundo y la apuesta de la Fundación Unoentrecienmil para que, en unos años, se pueda actuar “de forma preventiva y no reactiva” frente a este tipo de cáncer que es la causa de muerte más frecuente en niños en países desarrollados y que en las últimas décadas ha experimentado un aumento. La leucemia aguda de células B representa, por tanto, un importante problema de salud pública.
En la segunda fase del proyecto Cunina, la investigación impulsada por Unoentrecienmil, se van a validar funcionalmente dos hallazgos importantes obtenidos en la primera fase, en la que se estudiaron 100 familias donde un hijo había tenido LLA (Leucemia Linfoblástica Aguda).
Por un lado, niños y adolescentes que han desarrollado leucemia acumulan en su línea germinal mutaciones en genes relacionados con la vía de reparación del ADN antes no reconocidas. Por otro, alteraciones germinales del gen llamado ‘TFC3’ aparecen en familias de hermanos que desarrollan leucemia, lo que sugiere que puede ser un nuevo gen de predisposición.
El proceso que se inicia ahora consiste en comprobar tanto en ratones como en células humanas en laboratorio, que estas modificaciones genéticas concretas confieren una alta probabilidad de que desarrolle una leucemia de células tipo B.
Inicio y financiación
Elena Huarte-Mendicoa, directora general de la Fundación Unoentrecienmil recordó cómo hace seis años, los doctores Isidro Sánchez y Manuel Ramírez Orellana le explicaron la importancia de sacar adelante esta investigación dada la evidencia de llegar en unos años a poder prevenir esta enfermedad: “Lo vi claro, confié en los investigadores y aunque no éramos una fundación con muchos recursos entonces, invertimos más de 540.000 euros porque no podíamos dejar de apoyar algo tan importante. En esta segunda fase, añadimos otros 900.000 euros y estamos seguros de que en breve tendremos esos resultados ansiados que salvarán tantas vidas de niñas y niños”, explicó.
Desde hace años, se sabe que las alteraciones genéticas, por ejemplo, en el gen ‘PAX5’, predisponen al desarrollo de la enfermedad y al menos un cinco por ciento de los niños nacen con algún tipo de susceptibilidad genética. Sin embargo, esa predisposición genética por sí sola, no desencadena la enfermedad. La leucemia se produce cuando un individuo con esa mutación genética da origen a un clon preleucémico que permanece inocuo hasta que se expone a otros eventos como una infección común. En el contexto de este estrés inmunológico es cuando se produce la progresión de célula preleucémica a una LLA. Del cinco por ciento de los niños con estas alteraciones genéticas, solo el uno pro ciento desarrolla la leucemia en este momento.
Estudio de 100 familias
El estudio arrancó en el 2019 tras los hallazgos de Isidro Sánchez de su investigación del 2017 en el que se habían obtenido avances en los estudios genómicos que apuntaban a que determinados polimorfismos somáticos están asociados a un mayor riesgo de LLA.
Cunina es el primer estudio que secuencia el exoma completo de 100 tríos familiares (padre-madre-hijo) con esta leucemia. De esta forma se amplía el conocimiento sobre las causas de la enfermedad y las bases genéticas de la predisposición a tener en un futuro esta leucemia.
En enero de 2022 se incorpora al equipo de investigación un perfil bioinformático que permite procesar toda la información recogida del estudio y realizar un análisis de las variantes genómicas, variant calling (proceso computacional para identificar diferencias genéticas entre una secuencia de ADN y un genoma de referencia) y ayuda así a obtener resultados más precisos y en menos tiempo.
En el 2024, tras los resultados prometedores que se obtienen y para acelerar los resultados, se incorporan al estudio el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y la Fundación Jiménez Díaz.



