BURGOS - SANIDAD
Jueves, 17 de Julio de 2025

Barbacid alerta de la falta de financiación pública y privada para la investigación del cáncer de páncreas

ICAL - El fundador del CNIO denuncia los retrasos y carencias estructurales del sistema y señala la necesidad de avanzar hacia tratamientos humanos

El investigador oncológico Mariano Barbacid, fundador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), adviritió hoy de que el avance de la investigación biomédica en España sigue lastrado por un sistema de financiación débil, con retrasos estructurales y escaso soporte institucional. Durante su intervención en la XIII edición del curso universitario Prensa y Poder en la Ciudad de la Educación San Gabriel (Aranda de Duero), el científico subrayó que, pese a los anuncios de incremento presupuestario, muchos centros como el suyo dependen aún de fundaciones privadas para sobrevivir, como la Fundación CRIS contra el Cáncer.

Antes de su intervención, el director general de Castilla y León Televisión, Jorge Losada, presentó al científico como “el investigador español más importante de la era moderna” y destacó su retorno a España “para devolver al país lo que le había dado, a pesar de todas las dificultades”.

Barbacid realizó un repaso crítico a la situación del sistema científico español, cuestionando la trayectoria de la ministra de Ciencia, Diana Morant, a la que reprochó no tener formación investigadora: “La ministra ha visto la ciencia más o menos como yo las focas de Nueva Zelanda”, ironizó. En contraste, valoró positivamente los perfiles científicos del secretario de Estado, Juan Cruz, y la secretaria general de Investigación, Eva Ortega, ambos con experiencia directa en el CNIO.

El investigador insistió en que la falta de planificación a largo plazo impide consolidar equipos estables. “Una dotación de 150.000 euros al año no da ni para mantener una colonia de ratones genéticamente modificados”, ejemplificó, en referencia a los elevados costes de los laboratorios biomédicos.

En la parte científica de su ponencia, Barbacid centró su exposición en los últimos avances logrados por su equipo en la investigación del adenocarcinoma ductal de páncreas, uno de los tumores más agresivos y con menor tasa de supervivencia. Explicó que, aunque el origen molecular del tumor está bien caracterizado -con mutaciones en el oncogén KRAS como factor clave-, los tratamientos clínicos siguen basados en quimioterapias muy antiguas y de elevada toxicidad, sin grandes progresos terapéuticos en décadas.

Utilizando modelos animales con mutaciones humanas, su grupo logró por primera vez en 2019 la desaparición de tumores en algunos ratones al eliminar dos dianas genéticas. Sin embargo, los resultados eran limitados. Tras seis años de trabajo, el equipo identificó una nueva diana molecular llamada SAT3, y su combinación con las anteriores permitió la eliminación completa de tumores pancreáticos avanzados en ratones, sin toxicidad aparente. Algunos ejemplares sobrevivieron más de 300 días, lo que en términos humanos equivaldría a décadas.

El hallazgo se reforzó con otro avance: el uso de un degradador molecular experimental desarrollado en Reino Unido, más eficaz que un inhibidor porque destruye directamente la proteína diana. Pese a su elevado coste (56.000 libras por 3 gramos), el compuesto funcionó con éxito en ratones con tumores trasplantados de pacientes humanos, sin recidivas detectadas tras más de dos meses de observación.
Barbacid advirtió de que el paso siguiente, probar esta estrategia combinada en humanos, enfrenta numerosas barreras regulatorias, económicas y logísticas. El compuesto experimental SD-36 no reúne aún las condiciones farmacológicas (toxicidad, estabilidad, absorción) necesarias para ensayos clínicos. Por eso, el CNIO impulsa una startup, Vegan Cotargets, para desarrollar versiones mejoradas del fármaco con estándares clínicos.

Además, la terapia requiere combinar tres inhibidores, lo que hasta ahora no se ha autorizado en fases iniciales por seguridad. Como alternativa, Barbacid plantea empezar con un único inhibidor en leucemia, la enfermedad para la que se diseñó el degradador original. Si esa fase tiene éxito, y con uno de los compuestos ya aprobado y otro próximo a autorizarse, podría plantearse la combinación completa.
Pero el principal obstáculo sigue siendo la financiación: “Llevar esto a ensayo clínico costará al menos tres millones de euros”, advirtió. Una cifra inasumible por la vía pública, aunque matiza. “Por mucho que me meta con el Gobierno, esto no puede venir solo de la función pública. En un mundo ideal donde sobrara el dinero, sí. Pero nunca va a sobrar. Aquí la única solución es recurrir a fondos privados e inversión”, sostuvo.

Para concluir, Barbacid recordó que solo el 10 por ciento de las startups científicas españolas sobrevive tras dos años, y llamó a replicar los modelos de éxito de empresas biotecnológicas nacionales que han logrado avanzar pese a las dificultades.